Cuando mi poca credulidad y los amigos más grandes estaban por convencerme de que Papá Noel en realidad eran papás noeles, llegó a casa una carta para mí escrita nada más y nada menos que por Papá Noel. No era como la carta de la foto del post anterior, por lo menos en mi recuerdo. Era linda. Y volví a creer, no sé por cuanto tiempo más.
Le pregunté a mi mamá quetodologuarda si la tenía, pero me la dió a mí quetodolopierdo.
Mala pata. Igualmente como es raro que tire algo (pequeño problema, que padece mi marido que sería feliz en una casa minimalista y práctica) en una de esas algún día aparece.
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