sábado, 2 de octubre de 2010

BLOGS

Cuando me pierdo en los blogs puedo tomar dos caminos.

El de los que escriben planteos teológicos, filosóficos, poesía, generalmente escritos por hombres.

El de los cotidianos, coloridos, más o menos íntimos, con ideas para hacer cosas que jamás llevaré a la práctica y profusión de links a la derecha, generalmente escritos por mujeres.

Habrá hombres que fabriquen almohadones, lean sobre lactancia materna y escriban sobre los hijos y el tiempo (o la falta de tiempo).
Y mujeres que fabriquen estereogramas, lean a Séneca y escriban sobre Dostoievski.
Pero todavía no los encontré.

Son caminos que rara vez se cruzan. Ir para uno u otro lado depende del humor, del sueño, del tiempo...

Descubrí los blogs a través de los primeros y me volví adicta gracias a los segundos.
Unos me hicieron ver la vida con otra mirada y otros sentirme acompañada en mi licencia por maternidad (ya lejana) y en la búsqueda del equilibrio entre el trabajo y la familia
Por los primeros pensé que jamás podría escribir un blog. Por los segundos estoy acá sentada.
Inventores de juguetes y fanáticos de Miyasaki hay en ambos lares.

Algunos desaparecieron y se extrañan.
Por otros pasé alguna vez y no sabría volver a encontrarlos
A todos les estoy agradecida.

Cuando me pierdo en los blogs me cuesta encontrar el límite.
Por suerte en casa hay un adicto en recuperación que me da una mano y que aunque ahora proteste es en parte responsable de haber abierto la puerta.

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